Explosión Literaria

Pensar la literatura en relación con el arte, la fotografía y el cine puede ser un camino mágico que merece ser compartido.

Mil horas ¿Por qué en un pueblo de Estados Unidos hay una bombita que funciona hace casi 110 años, mientras que las nuevas no duran más de doce meses?




Fue precisamente por esto –porque desde hace mucho las bombitas parecen durar cada vez menos tiempo encendidas– que en 1972 algo llamó la atención de los miembros del departamento de bomberos de Livermore, California, y ese algo no tenía que ver con su peligroso oficio, sino con una lamparita que llevaba demasiados años haciendo arder su luz. Esta bombita había estado funcionando desde 1901, y quienes trabajaban iluminados por ella, comenzaron a comentar su inédita longevidad. Tan atípico era el ejemplar, que eventualmente crearon un Comité de la Bombita. Y montaron un sitio web en el que una webcam atestigua su funcionamiento (centennialbulb.org/cam.htm), le organizaron festejos y en 2001 celebraron públicamente sus cien años de vida. Según cuenta el coleccionista de bombitas Steve Bunn, la homenajeada fue creada por un tal Adolphe Chaillet en el pueblo de Shelby, Ohio, en 1895. Chaillet había desarrollado un filamento duradero, aunque nadie sabe cómo lo hizo, porque el hombre se llevó su secreto a la tumba. Hoy, la bombita de Livermore es única.

Ahora bien: si hay una lamparita que puede durar más de cien años, ¿cómo es que la mayoría de las lamparitas que compramos en el supermercado o la ferretería alcanzan a duras penas los doce meses de actividad antes de retirarse? Hay una razón, y no es que sus fabricantes no las pueden hacer mejores, más resistentes y duraderas, sino que no quieren. La primera vez que se expresaron al respecto con acciones férreas fue hace 87 años, en 1924. El 25 de diciembre de ese año, varios de los principales fabricantes –entre ellos Philips y Osram–, reunidos en Ginebra, crearon el cartel Phoebus, una confabulación de corporaciones nacida con el objetivo de controlar la producción y el consumo mundial de su producto. Si por su nombre suena como una organización secreta para el mal digna de una película de James Bond, es porque algo de eso tiene: para 1924, los avisos publicitarios anunciaban lamparitas que alcanzaban duraciones de hasta 2500 horas. El proyecto Phoebus, cuenta Marcus Krajewski, de la Universidad Bauhaus de Weimar, consistió en ponerle a esa vida útil un tope de no más de mil horas, y con ese propósito en 1925 crearon el Comité de las Mil Horas. La durabilidad de las bombitas sería controlada mediante unidades testigo separadas de cada serie fabricada, y con multas a los fabricantes que se desviaban del plan trazado. En dos años, la duración de la bombita descendió de las 2500 a las 2000 horas, y para 1940 ya no pasaba de las 1000 prometidas. Es decir, 500 menos de la bombita que Thomas Alva Edison había puesto en venta en 1881, más de medio siglo antes. Verdaderos genios perversos, los iluminados de Phoebus no sólo habían triunfado, sino que se habían convertido en los pioneros de un factor central de la sociedad de consumo: la obsolescencia programada. Es decir: un sistema de caducidad de los productos planificada por los fabricantes, no siempre explícitamente anunciada, sino en general ignorada por los usuarios. Este sistema se extendió a casi todos los bienes presuntamente “durables” que consumimos, desde la ropa hasta los electrodomésticos. En algunos casos, planificada con un siniestro y secreto nivel de precisión.

El de la obsolescencia programada es un factor que rige la economía mundial a tal punto que ya casi no lo vemos, porque está instalado de hecho en todo el sistema de producción. UN UNIVERSO DESCARTABLE

Comprar, tirar, comprar no empieza con la bombita centenaria ni con el cartel Phoebus, sino con un ciudadano barcelonés llamado Marcos López, cuya pequeña desventura con una impresora que imprevistamente deja de funcionar, sirve de hilo conductor al relato del documental. Cuando la máquina cesa de hacer su trabajo, vemos cómo un cartel del fabricante aparece en pantalla sugiriéndole enviarla a un servicio técnico. Pero al consultar a tres empleados distintos en busca de alguien que repare su impresora, los tres lo desalientan y le sugieren que lo mejor que puede hacer es comprarse una nueva, bajo el argumento de que hay algunas muy económicas que cuestan menos que un arreglo técnico.


La obsolescencia planificada obedece a una lógica de mercado que tiende al crecimiento permanente. Hay que vender más, y para eso es necesario que los productos duren poco. En la película un profesor de ingeniería industrial –disciplina donde la obsolescencia programada se estudia bajo el eufemismo de “ciclo de vida útil de un producto”– pregunta a sus alumnos cada cuánto cambian sus celulares por otros nuevos, y la respuesta casi unánime es que todos los años. Como si fuera natural, como si fuera realmente necesario, como si las novedades y ventajas técnicas de cada nuevo modelo realmente justificaran el cambio y, fundamentalmente, como si los fabricantes no pudieran ofrecer en un mismo producto varios de esos adelantos que van saliendo al mercado en cuotas. Según la lógica del “crecer por crecer”, explica el economista Serge Latouche, “nuestro papel en la vida parece estar limitado a pedir créditos para comprar cosas que no necesitamos”. Vivir comprando en cuotas cosas que, para cuando terminamos de pagarlas, ya han superado largamente su garantía, o han quedado muy retrasadas respecto de los nuevos modelos, o quizá ya ni siquiera funcionan.

Si bien el cartel Phoebus nunca existió “oficialmente”, existen testimonios de sus reuniones y acciones en los archivos de las compañías que lo integraron, y se sabe que, después de 1924 se patentaron innumerables desarrollos en materia de bombitas eléctricas –incluso una que duraba 100 mil horas– pero que nunca llegaron a comercializarse: tal era el poder del cartel. El primero en intentar implementar legalmente un principio de producción semejante fue el próspero inversor inmobiliario Bernard London, quien tras el crac de la bolsa de 1929, propuso en Nueva York un proyecto para volver obligatoria la obsolescencia programada con el fin de incentivar la economía y sacar al país del pozo. Aunque temeroso de que su idea pareciera demasiado radical para los adalides del libre mercado, London se animó a sugerir que debía ponerse por escrito que todos los productos tuvieran una vida limitada, “con caducidad legal”, tras la cual los consumidores los devolverían a una agencia del gobierno para su destrucción. El suyo era un plan, explica la narradora del documental, para lograr “un balance entre capital y trabajo”, asegurándose a largo plazo que no faltara ni una cosa ni la otra. Su idea no se puso en práctica, pero dos décadas más tarde renacería en nuevo envase y con mejor marketing, de la mano de un exitoso diseñador norteamericano llamado Brooke Stevens


Según se lo presenta en Comprar, tirar, comprar, Stevens fue “el apóstol de la obsolescencia programada en la Norteamérica de la posguerra”. A diferencia de London, Stevens no creía en forzar a los potenciales consumidores a dar por muertos productos que aún podrían seguir funcionando, sino que había que seducirlos para que éstos –en sus propias palabras– siempre quisieran tener “algo un poco mejor, un poco más nuevo, un poco antes de lo necesario”. Había que diferenciarse del “antiguo enfoque europeo que busca cosas de calidad que duren para siempre; donde te comprabas un buen traje que usabas desde tu boda hasta tu entierro sin renovarlo”, para generar un consumidor que estuviera permanentemente insatisfecho con el producto disfrutado y buscara uno “con la imagen más nueva posible”. En otras palabras, había que inventar la moda y las tendencias. Stevens recorrió todo Estados Unidos promoviendo la obsolescencia programada a través de discursos y charlas. Como señala su hijo, en entrevista con Dannoritzer, el modelo de Stevens funciona “a discreción del consumidor”, ya que, después de todo, nadie lo obliga a ir en busca de algo nuevo todo el tiempo

El tema es que la obsolescencia no ha quedado tan en manos del consumidor, como dice el hijo de Stevens. Ahí está el caso de las lamparitas, para probar que la vida útil de productos de uso cotidiano está delimitada técnicamente. También la industria textil encontró la manera de hacer que sus inventos más eficientes –como el nylon, creado por Dupont en el ‘40– perdieran parte de su eficiencia después de su lanzamiento inicial, de modo tal de alcanzar la cantidad y frecuencia “perfecta” de medias corridas o gastadas, es decir, de nuevas ventas. Los textiles aparecen como paradigma de este modelo en una película británica de 1951, que Dannoritzer rescata por su poder ilustrativo. Dirigida por Alexander Mackendrick, y protagonizada por Alec Guinness, El hombre del traje blanco narraba las desventuras de un químico que inventaba algo así como la tela irrompible, lo cual no sólo despertaba la ira de los fabricantes, sino que también salían a cazarlo los empleados de las textiles, que temían perder su trabajo.

El de la impresora del barcelonés Marcos López es un ejemplo más moderno e incluso más flagrante, porque mientras que podemos intuir más o menos cuánto nos dura la ropa cuando la compramos, uno quiere creer que el electrodoméstico caro que adquirió hace menos de un mes durará al menos bastante más que su garantía. Decidido a reparar su impresora, López descubre la trampa del fabricante: un chip lleva inscripta una cantidad de impresiones tras la cual el artefacto empieza a dar error. La cifra está ligada a un sobrante de tinta que se crea por el funcionamiento de la máquina, pero en lugar de enseñarle al cliente a limpiarlo, el fabricante lo manda al service, y el resto es la historia de siempre: mejor cómprese otra. Dannoritzer también entrevista a Elizabeth Pritzker, la abogada de San Francisco que entabló una demanda exitosa contra Apple porque las baterías de los primeros iPod sólo duraban 18 meses, y Apple no vendía baterías de repuesto, sino que disponía un teléfono de consulta oficial que tenía por política, otra vez, desechar y comprar de nuevo.



UN MUNDO OXIDADO



En su tramo final, el documental de Dannoritzer, Comprar, tirar, comprar se centra en uno de los efectos más dañinos de la obsolescencia programada: el sobreconsumo produce desechos, y esos desechos contaminan el medio ambiente. La lógica del crecimiento infinito no tiene en cuenta que el planeta no es infinito. En general, las grandes corporaciones de la electrónica se deshacen de sus desechos enviándolos como productos de segunda mano en grandes contenedores destinados a países del Tercer Mundo. Pero, como señala el periodista y activista Mike Anane, de Ghana, como no se trata realmente de objetos reparables sino de basura, sólo sirven para seguir convirtiendo a Africa y parte de Latinoamérica en el basurero del Primer Mundo.

37 comentarios:

Mi opinión con respecto al tema, es que es verdaderamente increíble que una bombita haya podido ser utilizada por 100 años. Hoy vivimos en un mundo casi en su totalidad capitalista, y Philips y Osram vieron la manera fácil de generar ingresos, bajando a más de la mitad el tiempo de uso. Podemos ver un ejemplo más reciente, como el de Marcos López, quién finalmente conoció el motivo por el cual su impresora había fallado.

 

Es ilógico pero sabemos que real, el episodio de la bombita. Hablando personalmente creo que lo que realizaron Philips y Osram en 1924 fue algo innovador que contribuiría al ingreso economico. Ademas desde mi punto de vista ellos comenzaron con la llamada obsolescencia programada.


Mia y fede

 

Creemos que lo hecho con las lamparitas por estas personas, por un lado es incorrecto ya que no satisface completamente al comprador como debería, pero por el otro lado, fue una forma de capitalizar sus ingresos y generar mucha más ganancia realizando un simple cambio como lo es bajar la calidad de la bombita, algo que se dio a lo largo de la historia con muchísimos productos y de modo casi imperceptible para nosotros. Pero esto atrajo otro factor negativo como lo es la contaminación, producido por el fenómeno de "Comprar, tirar, comprar", no solo de las lamparitas, sino de la mayoría de los productos.
En fin, algo que inevitablemente seguirá siendo así y solo puede ser cambiado por los dueños de las compañías que fabrican éstos productos.
Lucas y Cande

 

En base a lo leído en el texto anterior sobre la obsolencia programda, llegué a la conclusión de que lo que hacen los fabricantes de los productos está bien siempre y cuando no se abuso de la calidad del producto. Mi posción sobre el tema es a favor debido a que si estos tendrían una excelente calidad, las personas sólo tendrían que adquirirlo una o dos veces veces y los fabricantes se perjudicarían gravemente. Si las industrias se verían afectadas, también las ecnomías de los países y eso llevaría a una gran crisis mundial.
Santiago Taboada

 

Realmente nos sorprende como una bombita, pueda llegar a durar 100 años, cuando hoy en día, no llegan al año.
La idea de los fabricantes de hacer que el producto caduque antes y así poder aumentar las ventas, nos parece algo muy ingenioso ya que no lo habíamos pensado nunca y al leerlo, nos sorprendió.
El ejemplo de la impresora, es uno muy actual y realista que nos hace dar cuenta de como esta el mundo en este momento. Lo único que importa es hacer dinero sin ver, que al desechar cada producto que deja de funcionar, estamos dañando nuestro planeta y convirtiéndolo en un basurero que nos va a llevar a la contaminación mundial.

 

En mi opinión, mas allá del caso excepcional de la bombita largamente duradera que es una cosa increíble yo creo que lo que nos trata de decir este articulo no es que una bombita de luz duro 100 años o mas sino que en el mundo que vivimos hoy en día estamos acostumbrados a gastar nuestros ingresos inútilmente y podemos decir que es nuestra culpa pero también es de los fabricantes de productos que hacen de peor calidad y mayor cantidad para que todos los meses se venda el mismo producto a las mismas personas y eso debe ser controlado por el estado. Por el lado de la sociedad debemos abastecernos de bienes útiles y necesarios para nuestra vida cotidiana. Como en el ejemplo de los celulares y el maestro, ¿por que cambiar el celular cada año? no tiene sentido es mejor esperar 2 años como mínimo así ahorramos dinero y el salto tecnogológico personal va a ser mayor y mas provechoso. Para terminar quisiera decir que ademas de tratar de consumir mas responsablemente debemos pensar en nuestro planeta ya que es nuestro hogar y lo sera por nuestras próximas generaciones, seamos responsables a la hora de vivir y dejar el egoísmo de lado y así saldremos adelante de la mejor manera.

 

El texto plantea un tema interesante del que pocos saben, esta bien armado y lo entendimos. Ademas habla de cosas de que pasan hoy en dîa,como por ejemplo cuando habla sobre el mercado y de lo que pasa hoy en día con los celulares que siempre lo cambiamos a cada año. No estamos de acuerdo con eso de comprar tirar comprar. Nos impresionò la historia de Barcelona, que la impresora tenía una falla del fabricante que era puesta propostiamente para que nosotros la tiremos y compremos una nueva. Nos parece un tema que tendría que plantearse mas seguido en los medios de comunicación para que uno vea porque los artefactos se rompen y duran muy poco.
felix y azul

 

En mi opinión el objetivo del articulo leído, es dar énfasis a como se encuentra el mundo en el que hoy vivimos. Como estamos sumergidos en una sociedad de consumo o mejor dicho HIPER consumo, donde el mercado estimula al individuo a “comprar, tirar, comprar”. Un ejemplo claro de esto es la calidad en como hoy en día se encuentran echas las prendas, artefactos tecnológicos etc, en comparación cuando tiempo atrás lo primordial era la calidad, cosa que ha cambiado, dado que la economía cambió; como menciona el articulo en discusión, una lamparita de luz que duró más de cien años cuando hoy en día no duran ni el tercio de dicho tiempo. Esto se da a que el mercado lo necesita, el mercado necesita ingresos continuos de la sociedad para poder mantenerse, como consecuencia utiliza materiales de peor calidad y duración, no tal solo porque no le alcance el presupuesto para poder afrontar el valor de buenos materiales sino para asegurarse la continua compra de la sociedad, somos una sociedad de consumo permanente. Pero más allá de hacer un juicio de valor si eso está bien o no; hay que tomar una seria conciencia de las perjudicaciones que trae dicho consumo, como deteriora el mundo en el que nosotros vivimos, tal sea como el calentamiento global, la contaminación de ríos etc. Como “arruinamos” el futuro mundo de nuestros hijos, nietos, bisnietos, tataranietos etc. Como el egoísmo, el individualismo, la ambición se apoderan del ser humano y no somos capaces de pensar en futuras generaciones, en cómo le entregaremos el mundo en el cual van a vivir cuando ni siquiera es nuestro, es “prestado”. Más allá de esto, lo que me parece una vergüenza al igual que indignación, es como países muy desarrollados perjudican de una manera ATROZ a países del tercer mundo y tratan de remediarlo con capital, que dichos países lo necesitan, como dice el artículo “ el basurero del Primero Mundo”, me parece que hay que tomar una medida urgente y en vez de transmitir el problema a otros países, los cuales se encuentran en condiciones desfavorables y con recursos limitados hay que buscar una solución INMEDIATA, y pensar en el prójimo al igual que tratar de ayudarlo y dejar el individualismo de lado, dado que hay un solo mundo y es de todos.
En resumen la conclusión que puedo sacar de esto es que somos una sociedad de consumo constante, que no piensa las consecuencias que puede traer dado a su presunto egoísmo, y en vez de buscar una solución deposita dicho problema en otro con mayores dificultades.

Rodri Rotman
Xime Solar

 

Sinceramente no podemos creer que esta organización no haya sido corrompida por algún estado o un grupo de gente porque lo que están haciendo es interrumpir la evolución de las bombillas eléctricas.
Y ademas podrían haber seguido vendiendo esas bombillas y cobrarlas mas caras y así la gente pagaría el mismo dinero y no estaría siendo estafada.
Aunque lo peor es que mucha gente la que no lee este articulo o no se entera por algún otro medio no saben, que lo están estafando y que las bombillas podrían durar 2500 horas y solo duran 1000.
El articulo nos sorprendió totalmente en muchos sentidos sobre todo en que a las empresas que sepan y quieran fabricar bombillas que duren mas de mil horas no les sea posibilitado hacerlo.
Federico Miralles.
Ayelen Mascaro.

 

En mi opinión es impresionante que una lamparita pudiera ser sido utilizada por más de 100 años. Es algo lógico que un grupo de gente no creara esas mismas lamparitas ya que si nadie necesitaría unas nuevas, estas personas se fundirían.
El ejemplo de la impresora es algo realmente realista. Este ejemplo nos da a conocer como esta el mundo hoy, si no fuese porque siempre queremos obtener lo mejor, el mundo podría estar en perfectas condiciones sin contaminación. Es mas, la economía mundial podría mejorar.
Florencia Carreras

 

Puede parecer impresionante el hecho de que una bombita pueda durar por 100 años, ya que actualmente pocas veces llegan a los 12 meses. Pero solo si conocemos el pacto de obsolencia de los fabricantes. Por un lado, esto puede ser beneficioso para los productores, ya que vender artículos duraderos puede ser desfavorable para sus ingresos económicos. Pero por otra, es inconveniente para los clientes y contribuye a la contaminación del planeta.
En conclusión, puede ser visto como un sistema perverso pero beneficioso para la economía universal. Dolo e Hilu.

 

en nuestra opinion me sorprende mucho que una lamparita alla dura 100 años. en una parte del relato dice que le preguntaron a un grupo de personas que cada cuanto renovavan un celular, y ellos le decia cada año, eso a mi no me parece que sea tan asi que cada año compramos para tener el mejor produccto y mas nuevo.
Aunque a nosotros nos paresca mal Philips y Osram buscaron la manera para hacer mas plata yendo por el camino facil, si bien para nosotros nos parece que seria mejor tener una lampara que nos dure toda la vida, ellos necesitan hacer negocio y lo encontraron poniendo limite al funcionamiento de los electrodomesticos.
Manuel y giuliana

 

Creo, que desde siempre, los seres humanos han mostrado un gran afán por evolucionar, por progresar. Desde las primeras civilizaciones, las comunidades trataron de mejorar sus condiciones de vida, y pienso que ello, llevado al extremo, se relaciona con uno de los casos planteados en este texto: La compulsión, que presentan la mayoría de los seres humanos, de adquirir los últimos productos del mercado, sin pensar previamente que los mismos, serán reemplazados en un breve lapso de tiempo, por otros aún mejores y más sofisticados. Pero quizás el peor error,esté en no darnos cuanta, de que éstas son simplemente estrategias de venta de los fabricantes, a quienes poco les importa nuestro bolsillo, pero que cuidan y protegen su economía. Tal es así, que conozco un ejemplo al cual me gustaría hacer referencia: "Una fabrica, de dentífricos necesitaba encontrar la forma de vender más productos. Finalmente, hallaron la solución en agrandar tan sólo 1mm el pico vertedor; cómo consecuencia, la pasta dental sale en mayor cantidad, los tubos de dentífrico se acaban con mayor rapidez, la gente compra más frecuentemente, y los fabricantes logran su inicial propósito, incrementar el nivel de ventas para el propio desarrollo de la empresa." En mi opinión, nosotros, los consumidores, tendríamos que replantearnos esto, cada vez que decidimos comprar algún producto, para no ser engañados por los fabricantes, sin siquiera reparar en ello.

Sebastián Morroni y Julieta Giampaoli

 

Con respecto al tema de que una lamparita, llegue a durar más de 100 años y que en la actualidad dure menos de la mitad es un hecho sorprendente e increíble para la sociedad.
En este texto se puede captar fácilmente la idea de que en nuestro mundo el ingreso continuo de dinero en una empresa es fundamental, ya que hoy en día lo que importa es satisfacer al cliente en el momento de la compra. Al vendedor no le sirve que el cliente siga contento con el producto, ya que a largo plazo, la empresa creará nuevos productos que también necesitan ser comprados. En conclusión nunca se va a llegar a satisfacer del todo al cliente . En nuestra opinión no nos parece mal que el vendedor haga esto ya que es un modo de conseguir mas ingresos, pero por el otro lado, esto provoca mucha contaminación ambiental en el mundo.
Este texto nos pareció muy interesante, ya que no creemos que sea un tema del que todos conoscan. Con respecto al vocabulario, creemos que esta dirigido hacia un publico en general, ya que este es intermedio.

Pedro Fescina y Sofía Costa De Luca

 

Es algo alucinante como una simple bombilla de luz logro durar 100 encendida. Hoy en día en la sociedad es algo muy común “comprar, tirar, comprar”. Esto se debe al no solo al avance tecnológico sino también a que la durabilidad de las cosas que compramos siempre disminuye porque a los fabricantes les resulta mejor hacer que los clientes compren, tiren y vuelvan a comprar. Un ejemplo clarísimo de lo que estamos viviendo es el caso de Marcos López con la impresora, cuando él la quiere arreglar lo que le sugieren es que compre otra que sería más barato que arreglarla.

Delfina Ara
Santiago Carreras

 

CARO Y SEBASTIAN


La conclusión a la que llegamos con Sebastián Rodríguez bedoya sobre el texto leído, es que a través de los años, el ser humano ha perdido el interés por la calidad del producto a obtener y se ha preocupado por el ingreso económico. En este texto, queda demostrado que la prioridad es económica, debido que las empresas prefieren obtener mayor cantidad de ventas y menor calidad de productos. De esta
manera, la sociedad consume mayor cantidad con menor calidad.
Por otra parte, el lenguaje es muy fácil de comprender, debido a que lo pudimos leer sin ningún tipo de dificultad. Nos pareció que fue más fácil que el otro artículo, pero la extensión fue mucho más. Esto se debe que este tema, tiene más opiniones.

 
Martina Mayorga y Ramiro

En nuestra opinión el articulo trata de un tema en general que es el sobre consumo, el comprar, tirar, y volver a comprar y como una sociedad tan globalizada es capaz de manejar eso. Lo podemos ver representado por las lamparitas de menor duración, que pasaron de durar 2500 horas a tan solo 500 horas, aquí nos damos cuenta de como se puede manejar a una sociedad, obligándola a comprar nuevamente el producto, porque este cada vez dura menos y tener que comprarlo con mayor frecuencia. Pero de lo que no se esta tomando conciencia es de que como este sobre consumo, poco a poco comienza a afectar al mundo natural. Comprar y tirar al muy poco tiempo de uso, provoca desechos y estos desechos son trasladados a países con bajos recursos donde quedan tirados y se van deshaciendo solos, provocando gases tóxicos, polución y contaminación al medio natural. Pero no es un problema que apareció recién en el siglo XX, sino que es algo que ocurre hace tiempo, tal como lo refleja el caso de Marcos López, siendo obligado a tirar su vieja impresora, en vez de arreglarla, por comprar una nueva, ya que otras eran mas económicas que tener que arreglarla.
El texto nos pareció muy interesante, una propuesta también hacia nosotros, en la cual nos propone tomar conciencia de algo que esta pasando actualmente, en nuestro alrededor y en nuestra casa. Es de una lectura fácil y rápida, y un texto interesante que atrapa al lector.

 
Sara Chamula y Fernando Bonvecchiato

En nuestra opinión, el articulo logra en un cierto modo abrirnos los ojos ante el gran problema que hoy en día ya hemos adquirido como costumbre 'comprar,tirar,comprar'.
Deberíamos empezar a considerar un poco lo que afirma en la ultima parte y tratar de cambiarlo, es cierto en un par de años mas África y parte de Latino América van a estar rodeado de basura lo cual desencadenara millones de problemas mas, algunos hasta irreparables.
Parece increíble que este mal habito que tenemos de comprar y tirar, allá sido consecuencia de la idea de varios fabricantes de bombitas eléctricas, que por querer vender mas y mas llegaron a producir de un modo inconsciente problemas que se fueron presentando y nadie se preocupo en solucionarlos. También lo que pensamos fue que en un punto o el otro, esto de ir reduciendo la calidad de las cosas y seguir vendiéndolas como si fuesen productos de primera es una estafa, sin embargo nosotros somos cocientes de esto y no hacemos nada para resolverlo entonces también nos convertiríamos en los culpables y no solo en las victimas.
Sara Chamula
Fernando Bonvecchiato

 

Julian Pazo y Maggie

Este texto a nuestra opinión intenta contar una supuesta confabulación por parte de los productores de las lamparas, aunque nos es difícil creerlo, debido a la falta de fundamentos realmente sostenibles con citas, fuentes, documentos que puedan realmente probar esta confabulación. No todo lo que dice creemos que es erróneo ya que se conoce el abaratamiento de costos, y el intento de las empresas de hacer llegar su producto a la suma, a cualquier precio, por eso mismo creemos que lo que dice el hijo de Stevens sobre que lo hacen a discreción del consumidor es muy erróneo, lamentablemente debido al modelo capitalista que mueve los hilos de las naciones, ellos nos manipulan, sobre todo en países del tercer mundo como el caso de Argentina, donde en muchos lados, debido a las fallas de nuestro sistema educativos hay muchos otarios que creen con ingenuidad sus maneras de manipulación como las propagandas.
En conclusión, estas reformas del tiempo de duración se van a seguir haciendo mientras que el capitalismo sea el conductor de nuestro mundo, ya que, como dijo Karl Kraus "La ley básica del capitalismo es tú o yo, no tú y yo" y las empresas se interesan en su propio beneficio

 

me parece increible que alla gente que le importe más el dinero y el poder que lo que puede afectar al mundo y a la sociedad, y no solo en lo economico es lo que nos perjudica, si no tambien no debe importarle a estos fabricantes el mal ecologico que trae esto a la tierra. lamentablemente vivimos en un mundo manejado por el capitalismo donde la riqueza se concentra en unos pocos con poder y ambición y falta de conciencia del bien común. Y estos nos lleva a tener una sociedad que todo es descarta ble. Se crea la necesidad de lo que no es. Yo creo que debemos diferenciar lo necesario de lo que no es y pensar en las verdaderas consecuencias de esto.

Santi y Ailu

 

A lo largo de la historia la sociedad nos puso frente a una forma de vida en la que el consumo es protagonista. Los objetos que compramos cada vez dura menos y somos obligados a reemplazarlos. Después de leer el texto y sentirnos muy identificados con este concepto “…a duras penas los doce meses…” nos dimos cuenta que no se trata solamente de lamparitas, sino de cada prenda, objeto para el hogar, util escolar y gran variedad de productos estan fabricadas con el mismo objetivo.

Candelaria Somoano
Agustin Aime

 

Después de leer el articulo y tratar de mirar los dos lados de la misma moneda, nos pareció que hay distintos aspectos a tener en cuanta antes de juzgar a cualquiera de los lados. Primero que nada, no me parece terrible que se le ponga una vida limitada a las cosas, ya sean lamparitas, impresoras o ropa, ya que la economía mundial no podría sobrevivir si tenemos productos de porvida.
Por otro lado tampoco es justo que el plantea deba padecer nuestra economía y espíritu consumista, yo creo que las grandes companías que desean utilizar esta técnica de corta duración de los productos deberían encargarse también de hacer desaparecer los residuos que sus productos descartables producen o terminan siendo.

Coni y Fran

 

Nos pareció interesante enterarnos que cuando se inventó la bombita de luz su duración podía llegar a los 100 años en cambio en la actualidad dejaban de funcionar mucho antes. Esto fue producto de un acuerdo entre los fabricantes de lamparitas en 1924 que decidieron ponerle un limite de tiempo a las bombitas de luz. Es lo que se denomina obsolescencia programada. De esta manera se aseguraban las ventas de sus productos ya que en determinado momento dejarían de funcionar. Este acuerdo se llamó Cartel Phoebus y fue hecho en Ginebra, Suiza. Desde entonces muchos productos tienen fecha de caducidad desde su fabricación. Los consumidores aceptan este hecho como algo normal incluso cuando algún artefacto se descompone, muchas veces prefieren reemplazarlo en lugar de repararlo.

Antoo Lanci y Tomi Illia

 

Definitivamente las bombitas de antes no son las mismas que las de ahora, si se dice que una bombita ha llegado a durar mas de cien años en su momento, claramente no estan fabricadas de la misma manera...
Ahora, el articulo comenta que es porque grandes marcas como las que vemos hoy en dia en el supermercado no quieren que esto suceda, porque tienen mayores ganancias vendiendo bombitas a una persona una vez al año en vez de hacerlas duraderas como fueron en su momento, entonces eligen bajar la calidad de ellas. De todas formas esto sucede asi gracias a nosotros que solemos comprar, tirar, comprar como bien dice el articulo. Por esto deberiamos tomar conciencia. Igualmente es comprendible lo que plantean los fabricantes, ya que si venden una lamparita con mucho mejor calidad y mas duradera venderian mucho menos y eso terminaria en una quiebra para la empresa, por eso creemos que hay que buscar un punto medio.
Tomi San Pedro
Agus Rovira

 

DELFI Y TOMAS

En cuanto al texto, nos pareció muy interesante la importancia que se le da al ver porque los objetos, a lo largo de los años duran cada vez menos. Un ejemplo claro y moderno que se tiene en cuenta en el texto es el de los celulares, por lo general los que cambian los celulares mas amenudamente son los adolescentes ya que se sienten atraídos por los nuevos servicios que se le ofrecen.
Al leer el texto, nos dimos cuenta de que esto también se puede relacionar con marketing, ya que como se explica en este, la causa por la cual las cosas duran cada vez menos es porque nosotros compramos los objetos mas nuevos, con mayores facilidades, etc. Para algunas personas se puede tomar mas como un deseo que como algo necesario para todos los días.

 

Nos resulta asombroso como una lamparita puede durar mas de 100 años ya que ahora no duran mas de 12 meses, tambien creemos que ahora a las empresas les importa mas que la gente compre su producto a la calidad, ya que las mismas buscan vender mas productos con un costo de produccion mas barato, por ejemplo, ‘ lamparitas que alcanzaban duraciones de hasta 2500 horas.’ ‘la duración de la bombita descendió de las 2500 a las 2000 horas, y para 1940 ya no pasaba de las 1000 prometidas.’ La calidad del producto bajo mucho y el consumo subio, ya que vivimos en un mundo consumista, compramos, tiramos y volvemos a comprar.
El texto fue mas facil la comprensión, pero fue muy extenso y a la vez interesante.

Santiago Pintos y María José Peña

 

En nuestra opinion es increible como una bombita puede llegar a funcionar mas de 100 años ya que actualmente no duran mas de 12 meses, tambien creemos que aunque no satisface al comprador fue muy ingeniosa la idea de los fabricantes de hacer que el producto no funcione como deberia y así poder aumentar las ventas, tal como menciona en el texto: "Hay que vender más, y para eso es necesario que los productos duren poco."
Por otro lado nos parece muy real lo de Comprar, Tirar, Comprar ya que es algo actual que cometemos la mayoria por el hecho de tener "algo un poco mejor, un poco más nuevo, un poco antes de lo necesario" como dice el texto.
Por ultimo nos parecio interesante y moderno el ejemplo de la impresora del barcelonés Marcos Lopez y tambien el ejemplo de el Ipod "Apple" de Elizabeth Pritzker ya que al mandar a arreglar los productos nos sugieren que lo mejor que podemos hacer es comprarnos uno nuevo, bajo el argumento de que hay algunos muy economicos que cuestan menos que un arreglo tecnico.
Angie Canale y Mateo Hernandez

 

En nuestra opinión, el texto es muy interesante, sobre todo por el hecho de que hable de las cosas que todas las personas usan en exceso y reemplazan fácilmente.
Podemos tomar como ejemplo la bombita de luz que duro más de 100 años. Hoy en día, las bombitas duran meses, si se las cuidan bien. Esto pasa por varias cuestiones, entre ellas, la mala calidad con las que son fabricadas, y la cantidad de veces que la gente prende y apaga la misma bombita durante el día, provocando que esta se agote rápidamente.
Otro buen ejemplo sería el de los celulares y los ipod touch. Muchos adolescentes compran esta nueva tecnología sólo porque quieren tener lo mejor y más nuevo, aunque entre el último modelo y el anterior haya solo una simple diferencia. Esto provoca que los celulares se cambien cada pocos meses, cosa que les conviene a los vendedores, quienes además son los responsables de la política de "Comprar, Tirar, Comprar"
La lectura del texto fue simple, pero extensa.


Micaela Fernández Alvi y Manuel De Micheli

 

Después de leer el texto detenidamente y de debatir sobre el tema, realmente todavía no podemos creer que una lamparita haya podido llegar a durar 100 años. Nos parece que los fabricantes tendrían que pensar menos en la ganancia propia y en el beneficio de la economía, y más en el medio ambiente, ya que si las lamparitas duraran mucho más tiempo se podría contaminar mucho menos el medio ambiente. Creemos que la sociedad tendría que pensar en las consecuencias que puede llegar a traer este consumo constante, y tratar de hacer algo en contra de las empresas que utilizan productos de peor calidad y duración para beneficiarse ellos mismos.
Luciana y Diego.

 

En nuestra opinion, nos sorprende como una persona por dinero puede llegar a bajar tanto el consumo de un producto, una bomtia en este caso. Pero tambien nos parece una inteligente y ocurrente idea de los fabricantes ya que ese método les funcionó a la perfección. A la vez, nos sorprende como una bombita puede llegar a durar tanto tiempo, como dice en el texto unos 100 años funcionando, ya que ahora las lamparitas solo duran unos 9 meses como mucho. También nos parece una pena que el creador de esa lamparita, Adolph Chaillet, no haya dicho como realizo ese filamento duradero para que la lamparita dure tanto, ya que ahora nadie sabe como realizar una lamparita con semejante duracion. El ejemplo de la impresora, es un ejemplo claro de lo que realmente ocurre. Los vendedores de los productos prefieren hacerlos masomenos para que despues el consumidor tenga que comprar otros para asi, hacer mas dinero.
Sofia y Guido

 

Es increíble hasta los puntos que puede llegar un empresario con tal de ganar dinero, ya pasan de ser vendedores a ser estafadores. Hacen que el producto te dure menos así tendrías que comprarlo más a menudo y ellos tener más ganancias con tal de vender sus productos, afectan el bolsillo de la gente que depende de cierto material. Se supone que el producto debe ser útil y duradero para la satisfacción del cliente

 

En nuestra opinion,en cuanto a la absolescencia programada, que a las grandes industrias que fabrican este tipo de bombitas, no le conviene que ellas perduren durante mucho tiempo, porque de esta manera al durar menos tiempo, se aseguran la renovacion de su producto. Lo mismo ocurre como dice el articulo en el caso de los electrodomesticos o de las impresoras, que cuando dejan de funcionar, llevarlas a un servicio tecnico es mucho mas caro que comprar una nueva impresora o un nuevo electrodomestico. Nosotros creemos que si compramos un prducto y sabemos que nos va a durar toda la vida, las empresas que se dedican a esto no obtendrian muchas ganancias, por eso realizan productos de baja calidad para que duren poco y la sociedad vuelva a consumirlos, pero tendrian que pensar un poco mas en el medio ambiente ya que todos estos productos tecnologicos lo perjudican y lo contaminan.
TADEO Y ROCIO­ ­

 

El texto plantea un tema muy importante que hoy en día que nadie se da cuenta de lo conflictivo y dañino que es, para el medio ambiente. Nosotros creemos que importante promover esto para que la gente se de cuenta, como bien dice el texto, que el planeta no es infinito y que en realidad nunca van a salir "ganando" porque cada vez que compren algo ultimo modelo, va salir algo mejor, para que lo compren. Hay que salir de este constante consumo y preocuparse mas por el medio ambiente, que al fin y al cabo es en donde vivimos.
En el texto hay una parte que queremos resaltar:
"La obsolescencia planificada obedece a una lógica de mercado que tiende al crecimiento permanente. Hay que vender más, y para eso es necesario que los productos duren poco."

Con esto quiere decir que cada vez van hacer productos menos duraderos para que la sociedad compre mas. Ahí es donde hay que hacer el cambio por parte de los empresarios y consumistas. Los consumistas tienen que dejar de comprar para que los empresarios se den cuenta de que en realidad la calidad es lo que vale. Si esta nueva sociedad de hiperconsumo para, no solo van a "ganar" si no que también vamos a ayudar al medio ambiente y a dejar de contaminar, porque acá también se presenta otra realidad la constante contaminación y las toneladas de basuras producidas, que son los factores que mas daño hacen nuestro ecosistema. Ademas cada vez que los países del primer mundo crean, modifican productos los otros países quedan atrás y no hay lugar para que crezcan económicamente y eso da resultado a su imposibilidad de imponerse en el mundo y quedan siempre a la sombra.

En conclusión la teoría de "comprar,tirar,comprar,tirar" solo en beneficiario para los empresarios y punto. La sociedad puede que se vea como beneficiada pero en realidad esta siendo engañada, porque lo único que tiene es un producto que al mes ya es obsoleto. También esto marca mucho la brecha de la pobreza, ya que no es para países o sociedades pobres porque lo peor de todo, es que los productos que renuevan son cada vez mas caros. Y por el ultimo el menos beneficiado de todos y que no tiene nada que ver, el medio ambiente.

Alexis Y Michelle

 

Tras leer este artículo, lo consideramos de vital importancia en el área económica de los consumidores. Esto incluye a gente de todo tipo de edades, desde adolescentes hasta adultos con alto nivel de consumo.
En este caso se habla de un caso que trata sobre la larga vida de una lamparita de luz. A medida que pasaban los años, la durabilidad de éstas se fue achicando. Empezó en el año 1924, cuando Philips y Osram con la creación del cartel de Phoebus. Este tenía como objetivo principal controlar la producción y el consumo mundial de su producto. A partir de ese momento condicionarían el consumo mundial en lamparitas, que tuvo lugar a nuevas tecnologías. A pesar de cumplir nuevos roles en la sociedad, con el tiempo fueron cambiando con el mismo objetivo. Consistía en que estos nuevos productos tengan menos durabilidad y así aumentar el consumo y las ventas. Basadas en este nuevo concepto, las nuevas tecnologías se fueron adaptando siempre con el mismo objetivo, el de aumentar las ventas y el consumo. A medida que se amplió el mercado, de a poco se fueron ampliando las mismas teorías hasta llegar al fenómeno conocido como “UNIVERSO DESCARTABLE”. Ya con la aparición de los celulares, estos fueron evolucionando y adaptándose al requirimento del consumidor. Y tambien al de las corporaciones mundiales, porque en éstos encontraron nuevos negocios con ellos. Por ejemplo, el de las empresas telefónicas con los “blackberry”, que a través de estos no solo son excesivamente caros sino que les cobran a los consumidores de éstos planes con los cuales logran tener ganancias millonarias. Por último consideramos que este artículo es un reflejo de la sociedad de consumo hoy en día y que actualmente el consumidor es rehén de todas las corporaciones mundiales, haciendo de éstas cada vez más ricas.
Javier y Alejandra

 

Personalmente creo que en este texto se reflejan claramente dos intereses contrapuestos: el crecimiento de la industria, y la conservación de los recursos naturales. Lo ideal sería lograr un nivel determinado en el que la cantidad y calidad de producción permita la ganancia de las empresas sin el deterioro de la naturaleza. Es correcto que los empresarios quieran ganar dinero ya que también favorece al desarrollo industrial de las naciones pero no a costa de dañar el planeta porque las consecuencias las sufrimos todos.
El leer el artículo me hace pensar: ¿hasta que punto la obsolencia planificada da resultados? Si compro un producto de mala calidad y poca duración, ¿volveré a comprar el mismo? ¿lo recomendaré a otra persona? Decididamente no. De este modo, el fabricante dejó de ganar.
Quizás es más conveniente vender productos de mejor calidad, a un precio razonable, aunque no se renueve con tanta frecuencia.

Stefanía Bossert

 

Además de la historia de una lamparita que duró mas de 100 año, y dio luz a una estación de bomberos, este texto tiene mucho que ver con lo que es marketing y el consumo desmesurado e innecesario (temas que en lo personal, me interesan mucho). A pesar de que mucho dirán que la idea de Phoebus fue malévola y manipuladora, si alguno de nosotros fuera dueño/a de una compañía, también haría lo que estuviese a su alcance para lograr el mayor consumo
posible de su producto. Por otro lado, me parece que al no exponer electrodomésticos de duración "infinita" (por decirlo de alguna manera), se le está quitando la oportunidad al consumidor de tener más conocimiento sobre la tecnología de hoy en día.

 

el cmentario anterior fue de valen y ro

 

Publicar un comentario